viernes, 16 de octubre de 2009
FLASHES - Parte 3
La mujer, evidentemente nerviosa, tomó al chico que no dejaba de llamarme entre llantos y se alejo presurosamente para el interior del restaurant. Mientras los veía alejarse podía sentir la mirada inquisidora de Elisabeth sobre mí
-¿Quién es ese chico?-
-No se- respondí aún mirando a la mujer que se perdía entre la gente
-¿Y esa mujer?-
-No se Elisabeth, de verdad, no se quienes son, ni idea- Me volví hacia ella y me encogí de hombros
-José, c´est bizarre ça- Invariablemente Elisabeth recurría a su lengua materna cuando estaba enojada o tenía que maldecir, cosa que siempre me causaba gracia, pero que hoy no.
-En serio, no tengo idea. Es la primera vez que los veo- La tomé por el codo y nos dirigimos hacía una de las mesas libres en el parque sentándonos lado a lado mirando hacía la pequeña bahía del club, donde los veleros se mecían por el viento provocando que los obenques golpearan contra los palos emitiendo el característico clang clang clang del acero contra el aluminio. Le tomé la mano y me acerqué más a ella.
-Tengo algo que decirte-
-Ves, ves- y retirando la mano agregó- yo sabía que había algo-
-¿De que estás hablando?-
-¿Cómo de que estoy hablando?, ¿te crees que soy tonta?-
-¿Pero de qué estás hablando Elisabeth?-
-De esa mujer, o me vas a decir que esa mujer y ese chico salieron de la nada-
-Elisabeth, créeme si te digo que no los conozco- hice una pequeña pausa tratando de organizar las ideas de lo que quería contarle –Es de otra cosa de la que quiero hablarte-
-Buenos días, ¿Se van a servir algo?- La llegada del mozo me sorprendió, cortándome el discurso. Le pedí un agua mineral, más que nada para que nos dejara solos. Miraba a Elisabeth que me miraba sin comprender muy bien lo que pasaba y yo, sentado ahí, viviendo lo que ya había vivido, sabiendo todo lo que nos iba a pasar juntos. Las alegrías, las tristezas, nuestra hija, el divorcio. Todo. ¿Me creería? ¿Valía la pena repetir todo? ¿Estoy, estaba, estaré soñando? Esperé que el mozo regresara con la bebida para no ser interrumpido nuevamente.
-Elisabeth, no se como decirte esto. Estoy muy, muy confundido-
-Entonces yo tenía razón. Si querías . . . –
-Elisabeth olvidate de lo de recién. No tengo idea de quien es esa mujer, ni quien es ese chico. Tal vez me parezco al padre, o el padre se borro y busca una figura paterna o que se yo. Tengo que contarte otra cosa. Y no se como empezar.- Vi como poco a poco se aflojaba su postura y su rostro se distendía esperando que yo hablase.
-Todo esto, todo, yo ya los viví-
-¿Que ya lo viviste?-
-Si, es como si estuviera, no se, viviendo el pasado. Todo esto ya lo viví-
-Que, como un Deja-Vu?- preguntó
-No, no. Me da cosa decirte. Vas a pensar que estoy loco. Pero es como si hubiese retrocedido 30 años-
-José, no se que te propones, pero si queres terminar lo nuestro no tenes que hacer toda esta historia . . .-
-Pero de que hablas. Te estoy contando algo que no se como explicarlo. Cuando salí de la proveeduría yo no estaba saliendo de ahí, estaba saliendo de la pensión donde vivo, o vivía o viviré, no se, la verdad que no se. Ni yo lo entiendo.- hice un silencio mientras Elisabeth me miraba extrañada – Estoy confundido, yo . . . .-
-Me queres decir que entraste a la proveeduría a comprar algo y que cuando saliste no saliste de la proveeduría . . .-
-Es que no me entendes, yo no estaba en la proveeduría, estaba saliendo de la pensión y aparecí acá, con vos-
-A ver si entiendo, entraste a la proveeduría, no se como te fuiste 30 años para el futuro y volviste, todo en ese ínterin entre que entraste y saliste. . –
No, no, no me entendes. Yo viví esos 30 años. Te puedo contar que nos casamos a los 5 años de vivir juntos, te puedo decir todos los trabajos que cambiaste, a donde nos fuimos de vacaciones, que vamos a tener una hija, te puedo decir su nombre y te puedo decir que nos vamos a divorciar . . . –
-¿Así que sabes todo eso?.¿A ver, decime, que va a pasar ahora?-
-Que se yo lo que va a pasar ahora, no me acuerdo todo minuto a minuto. Pero esto yo ya lo viví, es más, yo se que esta noche vas a llevar a casa de mis padres un quiche Lorraine que hiciste, que te vas a chocar con mi madre al entrar a la cocina y que se va a caer al piso-
-¿Cómo sabes que hice una quiche?-
-No, te digo que yo esto ya lo viví, pero vos no me crees. Pero la verdad no te culpo, yo no lo creería tampoco-
CONTINUARA
-¿Quién es ese chico?-
-No se- respondí aún mirando a la mujer que se perdía entre la gente
-¿Y esa mujer?-
-No se Elisabeth, de verdad, no se quienes son, ni idea- Me volví hacia ella y me encogí de hombros
-José, c´est bizarre ça- Invariablemente Elisabeth recurría a su lengua materna cuando estaba enojada o tenía que maldecir, cosa que siempre me causaba gracia, pero que hoy no.
-En serio, no tengo idea. Es la primera vez que los veo- La tomé por el codo y nos dirigimos hacía una de las mesas libres en el parque sentándonos lado a lado mirando hacía la pequeña bahía del club, donde los veleros se mecían por el viento provocando que los obenques golpearan contra los palos emitiendo el característico clang clang clang del acero contra el aluminio. Le tomé la mano y me acerqué más a ella.
-Tengo algo que decirte-
-Ves, ves- y retirando la mano agregó- yo sabía que había algo-
-¿De que estás hablando?-
-¿Cómo de que estoy hablando?, ¿te crees que soy tonta?-
-¿Pero de qué estás hablando Elisabeth?-
-De esa mujer, o me vas a decir que esa mujer y ese chico salieron de la nada-
-Elisabeth, créeme si te digo que no los conozco- hice una pequeña pausa tratando de organizar las ideas de lo que quería contarle –Es de otra cosa de la que quiero hablarte-
-Buenos días, ¿Se van a servir algo?- La llegada del mozo me sorprendió, cortándome el discurso. Le pedí un agua mineral, más que nada para que nos dejara solos. Miraba a Elisabeth que me miraba sin comprender muy bien lo que pasaba y yo, sentado ahí, viviendo lo que ya había vivido, sabiendo todo lo que nos iba a pasar juntos. Las alegrías, las tristezas, nuestra hija, el divorcio. Todo. ¿Me creería? ¿Valía la pena repetir todo? ¿Estoy, estaba, estaré soñando? Esperé que el mozo regresara con la bebida para no ser interrumpido nuevamente.
-Elisabeth, no se como decirte esto. Estoy muy, muy confundido-
-Entonces yo tenía razón. Si querías . . . –
-Elisabeth olvidate de lo de recién. No tengo idea de quien es esa mujer, ni quien es ese chico. Tal vez me parezco al padre, o el padre se borro y busca una figura paterna o que se yo. Tengo que contarte otra cosa. Y no se como empezar.- Vi como poco a poco se aflojaba su postura y su rostro se distendía esperando que yo hablase.
-Todo esto, todo, yo ya los viví-
-¿Que ya lo viviste?-
-Si, es como si estuviera, no se, viviendo el pasado. Todo esto ya lo viví-
-Que, como un Deja-Vu?- preguntó
-No, no. Me da cosa decirte. Vas a pensar que estoy loco. Pero es como si hubiese retrocedido 30 años-
-José, no se que te propones, pero si queres terminar lo nuestro no tenes que hacer toda esta historia . . .-
-Pero de que hablas. Te estoy contando algo que no se como explicarlo. Cuando salí de la proveeduría yo no estaba saliendo de ahí, estaba saliendo de la pensión donde vivo, o vivía o viviré, no se, la verdad que no se. Ni yo lo entiendo.- hice un silencio mientras Elisabeth me miraba extrañada – Estoy confundido, yo . . . .-
-Me queres decir que entraste a la proveeduría a comprar algo y que cuando saliste no saliste de la proveeduría . . .-
-Es que no me entendes, yo no estaba en la proveeduría, estaba saliendo de la pensión y aparecí acá, con vos-
-A ver si entiendo, entraste a la proveeduría, no se como te fuiste 30 años para el futuro y volviste, todo en ese ínterin entre que entraste y saliste. . –
No, no, no me entendes. Yo viví esos 30 años. Te puedo contar que nos casamos a los 5 años de vivir juntos, te puedo decir todos los trabajos que cambiaste, a donde nos fuimos de vacaciones, que vamos a tener una hija, te puedo decir su nombre y te puedo decir que nos vamos a divorciar . . . –
-¿Así que sabes todo eso?.¿A ver, decime, que va a pasar ahora?-
-Que se yo lo que va a pasar ahora, no me acuerdo todo minuto a minuto. Pero esto yo ya lo viví, es más, yo se que esta noche vas a llevar a casa de mis padres un quiche Lorraine que hiciste, que te vas a chocar con mi madre al entrar a la cocina y que se va a caer al piso-
-¿Cómo sabes que hice una quiche?-
-No, te digo que yo esto ya lo viví, pero vos no me crees. Pero la verdad no te culpo, yo no lo creería tampoco-
CONTINUARA
lunes, 21 de septiembre de 2009
¨Hitler ganó la guerra¨ de Walter Graziano
Mi nombre es Daniel Oscar Milanesi y hace unos dias leyendo un libro en el colectivo, un muchacho me entrego un pequeño volante y me solicito mi opinion por este medio del libro que estaba leyendo en ese momento.
Bueno aqui va mi opinion:
Saludos y hasta la vuelta.
Daniel O Milanesi
Bueno aqui va mi opinion:
El libro se titula "Hitler gano la guerra", su autor es Walter Graziano (autor tambien de "Nadie vio Matrix") fue editado en el 2003 y con correcciones y ampliacion en 2007.
Hasta aqui he presentado al libro.
Para explicar mi opinion voy a hacer una analogia que es utilizada por el propio autor en su otro libro. Si alguien cree que la realidad es la que uno VE y ESCUCHA todos los dias, al leer este libro va a descubrir que es muy probable que no sea asi. Excelente documento de informacion independiente y lo mas importante toda la informacion (que realmente es muy dificil de digerir en algunos momentos) esta avalada por abundante bibliografia que le permitira al lector seguir investigando.
Creo que es fundamental la lectura masiva de este libro para conseguir que como en Matrix, mas gente tome la pildora de la verdad.
Espero haber ayudado con mi opinion y celebro la idea que han tenido.
Prometo escribir ante cada libro que me resulte importante informar.Saludos y hasta la vuelta.
Daniel O Milanesi
miércoles, 9 de septiembre de 2009
1984 está llegando inexorablemente
Recuerdo cuando leí 1984 – George Orwell , seudónimo de Eric Arthur Blair (Motihari, India Británica, 25 de junio de 1903- Londres, 21 de enero de 1950), Rebelión en la granja, Diario de guerra (1940-1942) Matar a un elefante y otros escritos, Una buena taza de té, entre otros–, corría el año 1977 y aún faltaban 7 años para la llegada de la fatídica fecha indicada en el titulo por el autor donde la vida se volvía opresiva y ominosa. ¿Y que nos separa en la actualidad de 1984? donde el estado nos espía desde el aire, invadiendo nuestra intimidad, fotografiándonos y filmándonos para saber si edificamos un cuarto más en la terraza de casa. No quisiera pensar que un empleado público colgará en la red una foto de mi madre, novia, hermana o esposa en topless mientras toma sol en la soledad de la terraza. Ahora andan circulando las camionetas que flashean a los autos mal estacionados para fotografiarlos y cobrarles luego la infracción. Lo mismo con las cámaras puestas en los semáforos. La gente ha comenzado a defenderse poniendo trapos, cartones, rejillas, bolsas o cualquier cosa que impida la delación electrónica. Solo falta que se instalen cámaras en el interior de las casas para controlar que es lo que hacemos pero, ¡que caray!, eso también ya está, solo que estas web cam son de índole privado. Y no faltará mucho para que a un burócrata se le ocurra una manera para acceder a todas ellas y crear una nueva dependencia que controlará que nuestras acciones privadas sean, de acuerdo a las normativas regentes, correctas, bajo el eslogan: Si no hace nada malo, ¿Qué le molesta?. Pero, siempre hay un pero, la gente está felíz con aparecer en una pantalla y mostrarse. Hasta se hace alarde de ser un ignorante o un negado cantando, bailando o lo que sea que esté de moda en ese momento. Solo importa ser visto, no importa lo efímero que sea, solo es importante ser visto. Y eso me aterroriza. El hombre es sociedad en si mismo y por eso es que existe la sociedad. Y cuando la gente se reúne en grupos trata de organizarse, como el consorcio de un edificio, solo que en un consorcio tenemos la ilusión de que controlamos al administrador pero, ¿a los burócratas, quien los controla?. Es la columna vertebral del gobierno, que persiste a través de los años y los mandatos de los elegidos de turno. Los burócratas siempre están, debiendo idear nuevas formas que justifiquen su existencia y que los perpetúe en los cargos. Un ejemplo dramático de esto son los sindicalistas, que deberían responder a las bases, a los obreros, pero . . . . . ., mejor dejarlo ahí. El estado se ha vuelto un monstruo que crece y se agiganta teniendo cada día más ingerencia en nuestros actos privados (Brazil, Terry Gillian, 1985, Oh, que coincidencia, se filmó durante 1984). Lamentablemente no tenemos donde huir. Los que nos damos cuenta que el estado cada día va más allá de la simple ejecución de las normas organizativas, que nos damos cuenta que los ´elegídos´ se entronizan y harán todo lo posible por instalarse, enriquecerse y perpetuarse a cuesta de la base de la pirámide, cada vez estamos más solos, mas aislados y no tenemos donde ir. Solo me hace felíz sentirme acompañado por escritores que han planteado ésta distopía que, desafortunadamente, es cada vez más cercana y han logrado que no me sintiera tan solo: Bruce Sterling, Cyberpunk, Ray Bradbury, Fahrenheit 451, George Orwell y el ya mencionado 1984, pero también Rebelión en la Granja, libro de gran crítica en forma de fábula y que fue prohibido por Churchill para no empañar las relaciones post-guerra con la Unión Soviética, por lo cual la primera edición del libro debió hacerse fuera del Reino Unido. Para terminar esta breve descarga ¿que mejor que unas palabras de Sterling?
´Cualquier cosa que se pueda hacer a una rata se le puede hacer a un humano. Y podemos hacer casi cualquier cosa a las ratas. Es duro pensar en esto, pero es la verdad. Esto no cambiará con cubrirnos los ojos.¨
Bruce Sterling
´Cualquier cosa que se pueda hacer a una rata se le puede hacer a un humano. Y podemos hacer casi cualquier cosa a las ratas. Es duro pensar en esto, pero es la verdad. Esto no cambiará con cubrirnos los ojos.¨
Bruce Sterling
sábado, 5 de septiembre de 2009
El 17 de Octubre era un canicular día
Durante el fin de semana me puse a ver unos videos de ¨Sucesos Argentinos¨ sobre el 17 de Octubre. Luego de verlo por primera vez algo me llamo la atención, pero no pude a ciencia cierta saber qué. Lo miré nuevamente y descubrí que era lo que me había hecho ruido anteriormente. El locutor, siempre en off, relataba los sucesos acaecidos ese día, en determinado momento dijo: ¨en medio de la canícula, la muchedumbre se refresca en las fuentes de la playa de Mayo . . ¨. No pude evitar pensar en la palabra utilizada por el locutor, canícula, ((Del lat. canicŭla).1. f. Período del año en que es más fuerte el calor. 2. f. Astr. Tiempo del nacimiento helíaco de Sirio, que antiguamente coincidía con la época más calurosa del año, pero que hoy no se verifica hasta fines de agosto.) y compararla con las adjetivaciones utilizadas en la actualidad. Es sabido que el idioma español es uno de los más ricos, especialmente en adjetivos, del que disponemos. Lamentablemente año tras año vemos como el idioma se va degradando lenta e inexorablemente ante los embates primero del ingles, fundamentalmente después de la segunda guerra mundial y en los últimos años por el avance de las nuevas tecnologías. El español está indefenso, resistiéndose a ser desmembrado. Luego de una ardua lucha logró finalmente que su letra distintiva sobreviviera a su supresión de los teclados. No hace mucho tiempo, para poder poner una ñ en un texto se debía hacer la combinación de teclas Alt + 164. Afortunadamente hoy tenemos esa tecla y podemos escribir niño, mañana, caña, ñandú o la que queramos sin mayores complicaciones. Pero el lenguaje hablado es otra cosa. Estamos continuamente bombardeados por programas televisivos norteamericanos, ya sean series, documentales o películas traducidas en diferentes estudios de doblaje. Y el ingles es otra cosa. Es un idioma más económico que el español, donde con una sola palabra hacemos referencia a varias cosas muy diferentes entre si, como por ejemplo, ¨body¨, que puede significar indistintamente cuerpo, carrocería, fuselaje, casco de una embarcación, molde de traje, conjunto y, en determinados casos, es adverbio de cantidad, por lo que el leguaje que se nos entrega diariamente a través de la pantalla chica se va acotando y reduciendo. Y no solo la caja boba nos ataca. Los celulares se imponen con sus neografías, los neologismos y sobre todo los anglicismos – en muchas ocasiones impulsados por los publicistas para hacer más ¨cool¨ su producto-. Pero, ¿se puede hacer algo ante todo este avance?. No. Ya Francia en los años ´80 promulgó una ley de defensa del idioma que no dio resultado. Y Estados Unidos no está ajeno de esta degradación. Hace unos años, ciertos legisladores conservadores se dieron cuenta del avance del Spanglish y elevaron un proyecto de ley para hacer del ingles el idioma oficial de los EE.UU, ya que siempre se había dado por sentado que la lengua de Shakespeare era el nacional, pero nunca se lo había hecho ley. La reacción de las comunidades latinas y de los demócratas no se hizo esperar y el proyecto quedo en la nada. Un periodista en cierta oportunidad quiso halagar a García Márquez diciéndole que era en Colombia donde mejor se conservaba el español, en su forma más correcta. Gabo, después de meditar un segundo, respondió que en realidad ese no era un halago, sino más bien una pena, ya que un idioma debía ser un ser vivo y que debía ir evolucionando con la gente, con la sociedad.
Solo me resta formularme una pregunta, ¿Cómo escribiría Borges hoy ¨El idioma de los argentinos¨?. Estoy seguro que sería un libro muy interesante de leer.
Solo me resta formularme una pregunta, ¿Cómo escribiría Borges hoy ¨El idioma de los argentinos¨?. Estoy seguro que sería un libro muy interesante de leer.
LIBROS NO TAN CONOCIDOS por Silvina
Todos los dias, cuando salgo a trabajar conozco gente. Cuando veo que alguien está leyendo un libro que no conozco le pido,si no le es mucha molestia, que me mande una pequeña reseña y comentario sobre lo que está leyendo y porqué se debería leer.
Silvina, usuaria de la linea 126, Lic. en Periodismo ha enviado este comentario. Bienvenida al Blog Silvina
No clásicos, pero para recomendar:
Silvina, usuaria de la linea 126, Lic. en Periodismo ha enviado este comentario. Bienvenida al Blog Silvina
No clásicos, pero para recomendar:
"Ella que todo lo tuvo", de Angela Becerra, narra la desesperación de una mujer, que comienza con la pérdida de una hija y su marido y culmina con un final inesperado.
Atrapa al lector por la calidéz y la emotividad con la que fueron descriptas no solo la búsqueda concreta de dos cuerpos sino también su mundo interior en el mientras tanto.
Becerra ahonda en sus sentimientos sin el temor de caer en lo superficial y logra, no sabemos si proponiéndoselo, llegar al corazón del que lee con frases dignas de meditar, subrayar, y guardar en un rincón del alma.
Algo similar sucede con "El resto es silencio", de Carla Guelfenbein, que describe con muchas palabras el silencio en el que puede caer cualquier familia, colocándola al borde del abismo. Los mundos interiores se entrelazan y gritan en soledad la necesidad de ser comprendidos. No hay tantas frases memorables como en el de Becerra pero el resultado es óptimo.
También es importante la edición del libro "El niño de los caballos", de Rupert Isaac -editado por Urano- que describe la búsqueda de la sanación de un niño con autismo encabezada por la desesperación de sus padres. El relato toca un tema importantísimo que es la posibilidad de que el autismo es algo tratable. Una verdad que nada tiene que ver con la ficción y que es digna de ser difundida no solo para lograr la recuperación en muchas areas de estos chicos sino también para que la sociedad tome conciencia, los legisladores sancionen leyes que cubran estos tratamientos, y la ignorancia deje de ser la regla.
Saludos, Silvina
viernes, 4 de septiembre de 2009
FLASHES 2da Parte
-¿Como que no te abandone de nuevo?, ¿te conozco, quien sos?- la niña no me respondió, solo se corrió más hacia la pared debajo del balcón dificultándome su visión. –Nena, nena!- silencio – Nena!, ¿estas ahí?- como antes no obtuve respuesta. Volví a mi habitación y cerré la puerta del balcón. La luz del monitor era la única del cuarto. Un texto absurdo y a medio escribir se burlaba desde la pantalla. Descorrí la silla y me senté, pero no podía quitarme la niña de la cabeza, ¿Quién era?, ¿Qué quería? No podía ignorar lo sucedido. Me levanté y tomando mi campera salí de la habitación en busca de la niña. Miré la hora, solo habían pasado 15 minutos desde que saliera al balcón. La pensión estaba en silencio. Bajé las escaleras no sin ciertos reparos pero la curiosidad era más fuerte que mi sentido común, el cual por lo general era acertado, pero al que normalmente no le prestaba atención. Saqué las llaves de la campera y abrí la puerta hacía la noche. Una fuerte luz me cegó momentáneamente.
-José, ¿ya compraste todo?- No supe que decir, solo balbucee.
-Es de día-
-Claro que es de día, ¿estas bien?-
-¿Elisabeth?- reconocí su voz, pero. ¿podía ser ella?
-¿José estas bien?-
-¿Elisabeth sos vos?- aún encandilado por la repentina luz
-¿José estas bien, te pasa algo?-
Aún tenía el pomo del picaporte de la puerta en la mano. Me volví para ver la puerta, pero ésta era ahora la de la proveeduría del club donde yo había pasado gran parte de mi vida. Elisabeth se acercó a mi
-¿José, que te pasa?-
-No se-respondí, - es todo muy raro-
-¿Te sentís mal, queres que nos vayamos?-
-No, no es eso, es solo que. . . – solté el pomo de la puerta y caminé como desorientado hacia el embarcadero. Los barcos amarrados paralelamente uno al lado de otro, el muelle para cargar combustible, los árboles, las plantas de hortensias, la campana para llamar al botero, todo estaba allí. Todo estaba allí. Desde la otra orilla Jorge, el patrón del barco, levantaba la mano y me saludaba, levanté timidamente mi brazo y le devolví el saludo. Elisabeth llegó por detrás, sin que la viera y me tomó por el brazo
-¿Vamos?- me di vuelta y la miré a los ojos
-¿Es todo esto real?- levanté las manos y toqué su rostro- Decime que no es un sueño- no pude evitar que mis ojos se humedecieran
-Me estas preocupando, ¿queres que volvamos a casa?, podemos comprar algo por el camino y comemos en casa-
-No, no, está bien. Vamos al restaurant- la tomé de la mano, que me pareció más calida de lo que recordaba, y comenzamos a caminar hacia el club house. Caminamos en silencio. Un auto, que hacía maniobras para estacionar, nos cortó el paso por lo que debimos detenernos esperando que finalizara sus maniobras.
. Todo me parecía extraño y familiar simultáneamente. Tenía ganas de contarle a Elisabeth, pero, ¿contarle qué?. La gente pasaba a mi lado y trataba de distinguir algún rostro conocido, pero solo hallaba extraños. Un hombre con su hijo, dos mujeres que charlaban animadamente, una pareja con cara de haber discutido pasaron en silencio. Dos mujeres con un niño de no más de 3 años se detuvieron al lado nuestro esperando que el auto terminara de maniobrar. De repente sentí que mi mano libre era tomada por la pequeña manito. Miré al pequeño con extrañeza mientras el me asía la mano con fuerza
-¿Y eso que es?- preguntó apuntando con su mano izquierda al auto
-Un auto- le respondí
-¿Y eso?-
-Un árbol- el auto termino de estacionarse y comenzamos a caminar. El chico, lejos de soltarse, siguió tomado de mi mano haciéndome preguntas triviales sobre las cosas que pasábamos. Al llegar a restaurant la madre se acercó y alzó al niño
-Bueno, vamos. Dale las gracias al señor- La reacción del chico fue tan rápida que me tomo por sorpresa. De un movimiento súbito se tiro de los brazos de la madre hacia mi y tuve que atajarlo para que no cayese al suelo.
-Usted perdone- se disculpó la mujer mientras tomaba al chico de entre mis brazos
-No, no, papá, papá, no me dejes, papá- comenzó a gritar el chico
CONTINUARA
-José, ¿ya compraste todo?- No supe que decir, solo balbucee.
-Es de día-
-Claro que es de día, ¿estas bien?-
-¿Elisabeth?- reconocí su voz, pero. ¿podía ser ella?
-¿José estas bien?-
-¿Elisabeth sos vos?- aún encandilado por la repentina luz
-¿José estas bien, te pasa algo?-
Aún tenía el pomo del picaporte de la puerta en la mano. Me volví para ver la puerta, pero ésta era ahora la de la proveeduría del club donde yo había pasado gran parte de mi vida. Elisabeth se acercó a mi
-¿José, que te pasa?-
-No se-respondí, - es todo muy raro-
-¿Te sentís mal, queres que nos vayamos?-
-No, no es eso, es solo que. . . – solté el pomo de la puerta y caminé como desorientado hacia el embarcadero. Los barcos amarrados paralelamente uno al lado de otro, el muelle para cargar combustible, los árboles, las plantas de hortensias, la campana para llamar al botero, todo estaba allí. Todo estaba allí. Desde la otra orilla Jorge, el patrón del barco, levantaba la mano y me saludaba, levanté timidamente mi brazo y le devolví el saludo. Elisabeth llegó por detrás, sin que la viera y me tomó por el brazo
-¿Vamos?- me di vuelta y la miré a los ojos
-¿Es todo esto real?- levanté las manos y toqué su rostro- Decime que no es un sueño- no pude evitar que mis ojos se humedecieran
-Me estas preocupando, ¿queres que volvamos a casa?, podemos comprar algo por el camino y comemos en casa-
-No, no, está bien. Vamos al restaurant- la tomé de la mano, que me pareció más calida de lo que recordaba, y comenzamos a caminar hacia el club house. Caminamos en silencio. Un auto, que hacía maniobras para estacionar, nos cortó el paso por lo que debimos detenernos esperando que finalizara sus maniobras.
. Todo me parecía extraño y familiar simultáneamente. Tenía ganas de contarle a Elisabeth, pero, ¿contarle qué?. La gente pasaba a mi lado y trataba de distinguir algún rostro conocido, pero solo hallaba extraños. Un hombre con su hijo, dos mujeres que charlaban animadamente, una pareja con cara de haber discutido pasaron en silencio. Dos mujeres con un niño de no más de 3 años se detuvieron al lado nuestro esperando que el auto terminara de maniobrar. De repente sentí que mi mano libre era tomada por la pequeña manito. Miré al pequeño con extrañeza mientras el me asía la mano con fuerza
-¿Y eso que es?- preguntó apuntando con su mano izquierda al auto
-Un auto- le respondí
-¿Y eso?-
-Un árbol- el auto termino de estacionarse y comenzamos a caminar. El chico, lejos de soltarse, siguió tomado de mi mano haciéndome preguntas triviales sobre las cosas que pasábamos. Al llegar a restaurant la madre se acercó y alzó al niño
-Bueno, vamos. Dale las gracias al señor- La reacción del chico fue tan rápida que me tomo por sorpresa. De un movimiento súbito se tiro de los brazos de la madre hacia mi y tuve que atajarlo para que no cayese al suelo.
-Usted perdone- se disculpó la mujer mientras tomaba al chico de entre mis brazos
-No, no, papá, papá, no me dejes, papá- comenzó a gritar el chico
CONTINUARA
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